Valorización de residuos como el amianto

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La preocupación por el medioambiente y el cambio climático acentúan la importancia de valorizar todo aquel residuo o material que pueda aprovecharse en otros nuevos procesos. Cada año se generan multitud de toneladas de residuos que pueden ser recuperables. La mayoría no se pueden separar o recuperar fácilmente por lo que se procedería a su almacenamiento en vertederos. Sin embargo, para evitarlo surgió una nueva forma de gestionar los residuos para obtener diversos beneficios, lo que hoy en día se conoce como valorización de residuos.

Tal y como señala la Directiva 2008/98/CE el objetivo de la valorización es obtener un nuevo material que sustituya la funcionalidad de otros para así reducir el impacto medioambiental y seguir una economía circular. Asimismo, la valorización se reconoce como el proceso por el cual se prepara todo aquel residuo para tener una nueva finalidad útil después de su ciclo de vida. Además existen diferentes tipos de valorización de residuos:

  • Energética

Consiste en convertir los residuos que no pueder ser reciclados en energía. Esto se produce tras la realización de procesos termoquímicos en los residuos donde se obtienen pequeños materiales que sirven posteriormente como combustible sólido recuperado (CSR), energía eléctrica o biogás entre otros.

  • Material

Para evitar el uso de nuevas materias primas se generan nuevos materiales reciclados. Los principales componentes valorizados son los residuos no peligrosos como el papel, cartón y vidrio principalmente.

 

El caso del amianto

En el caso de la valorización de residuos peligrosos el proceso se dificulta ya que hay que proceder a eliminar toda aquella sustancia tóxica o peligrosidad para depurar y poder utilizar de cara al futuro el máximo de residuos útiles.

El amianto es un material que se ha utilizado altamente en el sector de la construcción hasta su prohibición en 2002, por el cual existen multitud de material y residuos de asbesto a nivel mundial. Su peligrosidad se debe a que el amianto es un agente cancerígeno de tipo 1, constatado por la Organización Mundial de la Salud desde 1977, por lo que se incluye dentro de la tipología de residuos peligrosos desde entonces.

Si bien es cierto que, ya existen algunos trabajos realizados para convertir los residuos de amianto en nuevos materiales que puedan reintroducirse en los procesos industriales y sirvan para minimizar el uso de otras materias primas y el impacto medioambiental que provocan los vertederos. La valorización del amianto consiste en eliminar las fibras de amianto, consiguiendo deshacerse o hacer más pequeño el tamaño de la fibra para evitar que este material sea peligroso. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las fibras de amianto respirables peligrosas son las que tienen:

  • Una longitud mayor de 5 micrómetros porque los mecanismos de defensa del pulmón no pueden eliminarlas.
  • Un diámetro menor de 3 micrómetros ya que es cuando empiezan a ser respirables.