La historia de la lucha contra el amianto

En los últimos años, el amianto ha sido y es un tema de preocupación para muchos. El movimiento para erradicarlo de las construcciones lleva en curso mucho tiempo.

El asbestos es un mineral natural compuesto de silicato de magnesio, con propiedades que le hacen resistentes al fuego, electricidad o agua y que lo convierten en un excelente aislante térmico o resistente a la corrosión, lo que, unido a su bajo precio, lo convierte en ideal para una amplia gama de aplicaciones industriales e incluso, usos domésticos.

Sin embargo, el amianto es extremadamente peligroso para la salud humana debido a que sus fibras microscópicas pueden disgregarse en el aire y ser inhaladas. Esto provoca enfermedades respiratorias graves o diferentes tipos de cánceres. Por esta razón, la lucha contra el amianto es una preocupación constante para la comunidad médica durante décadas.

 

Trayectoria de la lucha contra el amianto en España

La historia de la lucha contra el amianto comenzó en los años 70, cuando se descubrió el vínculo entre la exposición al amianto y el cáncer de pulmón. Esto llevó a la Asociación para la Investigación del Cáncer de Pulmón, a llevar a cabo estudios exhaustivos sobre el tema. Estos estudios revelaron que la exposición al amianto aumentaba el riesgo de desarrollar tanto cáncer como diversas enfermedades respiratorias.

A principios de los años 80, el movimiento para prohibir el uso de amianto comenzó a ganar impulso. Varias organizaciones de defensa de los derechos de los trabajadores comenzaron a emitir advertencias sobre los peligros del amianto y se llevaron a cabo investigaciones para determinar los efectos nocivos que podrían provocar la exposición al mismo. 

Para ese entonces ya estaba en conocimiento que no todos los tipos de amianto son iguales. La toxicidad de estos materiales tampoco es la misma ni fue detectada en el mismo momento. En ese sentido tanto el amianto azul como el amianto marrón fueron prohibidos, en España, en 1984 y 1993 respectivamente. Eso aumentó la protección frente a estos materiales tan nocivos.

Los esfuerzos y la presión social en España llevaron a la aprobación en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en 1995 de una norma que exigía una vigilancia de la exposición al amianto en los lugares de trabajo. Esta ley establece regulaciones estrictas para los lugares de trabajo en los que se usaba amianto, exigiendo que los empleados usaran equipos de seguridad especialmente diseñados para protegerlos de la exposición.

No fue hasta el año 1999 donde la Unión Europea tomó realmente medidas para erradicar la problemática del uso del amianto y todas las enfermedades laborales que se derivan de su uso. En este año se publica 1999/77/CE, donde se prohíbe el uso y la comercialización de este material.

Prohibición definitiva

En España, fue el 7 de diciembre de 2001 cuando se publica la Orden Ministerial donde se establece la prohibición de utilizar, producir y comercializar fibras de amianto blanco y los productos que las contengan.

En el año 2006 se establece, mediante el Real Decreto 396/2006, la normativa de seguridad y prevención de enfermedades por exposición al amianto. En este Real Decreto se marca el camino a seguir tanto en trabajos de mantenimiento de instalaciones con amianto como en la retirada de este material. Además, se especifican los protocolos necesarios como son la elaboración de un plan de trabajo, las evaluaciones de riesgo necesarias y la necesidad de que los trabajadores estén formados y capacitados para la realización del trabajo.

Pese a todo esto, es actualmente cuando en España se empiezan a reconocer jurídicamente los derechos de las víctimas por exposición al amianto y los familiares de estas. Pese a existir leyes que prohíben el uso de este material desde 2001, la pasividad de las administraciones con relación al cumplimiento de la normativa y el reconocimiento de las enfermedades profesionales causadas por la exposición a este mineral cancerígeno ha estado a la orden del día. 

Fue en 2007 cuando, gracias a una sentencia pionera, se abrió una ventana para las víctimas del amianto. En la justicia española se condenó por primera vez a una empresa a indemnizar a la viuda de un trabajador fallecido a causa de un cáncer de pulmón producido por la inhalación de fibras de asbestos.

Aunque la lucha contra el amianto en España y gran parte de occidente ha progresado significativamente en los últimos años, todavía hay mucho trabajo por hacer, ya que tan sólo son 65 países los que han prohibido su uso hasta ahora