Evitar riesgos en la manipulación del amianto

El amianto se constituye como un material nocivo para la salud pública. Por ello, la ley vigente exige que este material sea retirado y sustituido, y no reparado. Para realizar este procedimiento son necesarios, por tanto, una serie de materiales que protejan al operario en el momento de la retirada de dicho elemento, así como a aquellas personas que se encuentren próximas a su ubicación.
Medidas de protección individual
Por un lado, encontramos las medidas de protección individual (EPIs), es decir, el equipo de protección que debe llevar el trabajador para realizar cualquier actividad que conlleve un contacto directo con el amianto. Se necesitarán, por tanto, EPIs de categoría III. Estos, tal y como afirma el Departamento de Salud Laboral de las Comisiones Obreras de Asturias, son aquellos equipos que protegen frente a aquellos riesgos graves e irreversibles para la salud del trabajador y que, además, deben ser sometidos a examen CE para comprobar que cumplen las Exigencias Esenciales de Salud y Seguridad (EESS).
Este Equipo de Protección Individual consta de:
- Monos desechables, los cuales deben estar fabricados con un tejido que resista a la penetración de las fibras de amianto. Estos deben seguir una serie de características como son el tener capucha o la ausencia de costuras, pliegues o bolsillos, entre otras. Además, deberán ajustarse perfectamente al cuerpo del trabajador en cuestión.
- Mascarillas auto-filtrantes FFP3 desechables o de filtro de partículas P3. Estas son lo que se denomina como “equipos filtrantes”, cuyo fin es evitar la inhalación de las partículas fibrosas provenientes del amianto que puedan quedar en suspensión en el aire y, por ende, inhaladas por vías respiratorias. Asimismo, estas mascarillas son estipuladas por el Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo (incluir link).
- Guantes resistentes a la posible penetración y pinchazo de objetos cortantes o puntiagudos. Además, deben incluir relleno.
- Botas de seguridad antideslizantes, las cuales deben tener refuerzo en la puntera y en la suela para evitar resbalamientos causados por sustancias como el agua o el aceite, entre otros.
Paralelamente, en el caso de que el trabajador tenga que realizar su labor en altura, esto requerirá el uso de arnés de seguridad.
Medidas de protección colectivas
Por otro lado, encontramos las medidas de protección colectiva. Este tipo de medidas son las idóneas a la hora de tratar el amianto. Las medidas de protección colectivas están constituidas por las unidades de descontaminación. Estas son necesarias para la limpieza y purificación del personal que retire el amianto. Encontramos tres compartimentos separados que conforman dichas unidades de descontaminación. Los compartimentos, a su vez, garantizan, mediante un compartimento con ducha para la higiene personal, el aislamiento entre la zona “sucia” o contaminada y la zona “limpia” o libre de amianto.
Envasado del amianto
Posterior a la retirada del amianto se encuentra el proceso de envasado de este. Los residuos de amianto, así como los EPIs desechables empleados para dicha actividad (monos, mascarillas, guantes y botas), serán depositados en recipientes estancos, en embalajes herméticos compuestos por plástico con resistencia mecánica o en sacas big-bags. Las bolsas deberán ser sólidas y resistentes para evitar cualquier pérdida del contenido y, por ende, la expulsión de fibras nocivas en el transcurso de su manipulación y almacenamiento. Asimismo, deberán ser construidas con materiales que no sean susceptibles de ser atacados por el contenido ni de formar combinaciones peligrosas con este.
Todos aquellos residuos que no quepan en dichas bolsas serán conservados intactos y envueltos en su totalidad con una lámina de polietileno, dos capas concretamente. Posteriormente, se etiquetará en un lugar visible para que pueda reconocerse el tipo de sustancia nociva que incluyen dichas bolsas en su interior.
Pautas para un correcto envasado
Para garantizar un correcto envasado de los materiales se deben seguir una serie de precauciones:
- Tener especial cuidado con tornillos y clavos, evitando la liberación de polvo mediante la aplicación de una cola espesa para recubrir el tornillo antes de sacarlo y alojarlos en recipientes independientes.
- Retirar todos los tableros o placas que contengan amianto en su totalidad teniendo precaución para no romperlos o dañarlos.
- No acumular residuos sin empaquetar, es decir, los residuos se retirarán y empaquetarán inmediatamente para evitar un posible contacto con elementos que no posean amianto.
- No llenar totalmente las bolsas de residuos con el fin de que puedan cerrarse fácilmente y sin expulsar aire, ya que este podría contener fibras de amianto.
- Colocar las bolsas cerradas y etiquetadas en sacas resistentes.
Todas estas precauciones tienen como único fin proteger el máximo posible a aquellos trabajadores que tienen un trato directo con sustancias tan nocivas para su salud como es el amianto. Asimismo, siguiendo todas y cada una de las obligaciones y recomendaciones expuestas, el entorno en el que se encuentre dicha sustancia y, por tanto, aquellas personas ajenas al proceso, pero próximas a la ubicación, quedarán protegidas también.