El logro de Ana Cecilia Niño en Colombia

La prohibición del amianto es todavía una cuestión pendiente en varios países como Rusia, China, India, Vietnam, Filipinas, México e incluso Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años se ha progresado consiguiendo una disminución de la extracción de amianto en las mayores minas del mundo, aunque aún está pendiente su prohibición. Además, es de gran importancia promover la retirada de los materiales con amianto que se encuentran instalados en multitud de edificios y luchar por hacer justicia a las víctimas que ha ocasionado y seguirá ocasionando en las próximas décadas este residuo.

 

En concreto, Ana Cecilia Niño falleció en 2017 a causa de un mesotelioma en el pulmón con metástasis, originado por vivir en su niñez durante 17 años al lado de un lugar de almacenamiento y fabricación de productos de amianto de la empresa Eternit S.A., principal compañía colombiana de fabricación de productos de fibrocemento. El mesotelioma es una clase de cáncer que recubre las vísceras como es el caso del pulmón, una enfermedad causada en más del 95% de los casos por la exposición al asbesto.

 

Desde que Ana conoció su situación reclamó ante las Cortes de Colombia la protección de los derechos fundamentales a la vida, salud y medio ambiente libre y saludable para acabar con el asbesto. Esto hizo que Ana se convirtiera en un símbolo de lucha contra el amianto en su país, ya que supone un material altamente perjudicial para la salud produciendo cerca de 300 muertes anuales en Colombia. 

 

Además, fue la precursora de la Ley que hoy en día está vigente en Colombia contra la explotación, producción, comercialización, importación, distribución o exportación de cualquier material de amianto. Dicho proceso se inicia en 2019 prohibiendo en primer lugar su minería y actualmente, desde 2021, se ha prohibido el uso del amianto en la construcción que, como agradecimiento a la lucha de Ana Cecilia Niño, dicha ley lleva su nombre. 

 

La ley de Colombia fue muy tardía ya que casi 70 países lo habían hecho mucho tiempo atrás, por ejemplo, España en el 2002. Si bien es cierto que la prohibición del amianto en Latinoamérica ha ido muy despacio, sobre todo en Perú, Brasil, República Dominicana y Colombia respectivamente. Incluso, en la actualidad todavía en muchos países latinoamericanos el amianto no está prohibido, entre ellos encontramos a Bolivia, Costa Rica, Panamá, México, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Venezuela.

 

Las víctimas del amianto de todo el mundo exigen verdad, justicia y reparación por los daños y consecuencias que las industrias han ocasionado por anteponer los beneficios económicos a la salud de la población, denominándose así como un genocidio. De hecho, según la ley internacional tienen que darse tres condiciones para que exista genocidio y en el caso del amianto existen diferentes constancias:

  • Destrucción física.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) 150.000 personas mueren cada año por asbesto.

  • Carácter sistemático.

La industria del amianto es una actividad diaria y continuada en el tiempo durante más de 100 años y continúa hoy en día en algunos países pese a las evidencias científicas.

  • Intencionalidad.

Desde principios del año 1900 se sabía que el amianto producía asbestosis, posteriormente a finales de los años 30 se descubrió su relación con los cánceres de pulmón y en los 60 el origen del mesotelioma y, aun así, las industrias comercializaban con el amianto perjudicando principalmente a sus trabajadores. Además, existe evidencia jurídica por el famoso caso del Juicio de Turín donde se condenó por delito doloso a los máximos responsables de ETERNIT.