El problema del amianto en Toledo

El amianto es un problema actual que sufren día tras días los habitantes de Toledo, especialmente aquellos que residen en la barriada de Santa María de Benquerencia. Fue en el año 2002 cuando se prohibió el amianto en España, desapareciendo así la cementera Ibertubo, asentada en el polígono de Toledo en 1975, hace más de 40 años. En su cierre, esta empresa tiró irregularmente desechos de su planta, los cuales estaban contaminados de amianto, siendo la mayoría de ellos fibrocemento. Se estima que quedan, al menos, alrededor de 60.000 toneladas de estos residuos en lo que ahora es el barrio de Santa María de Benquerencia, encontrándose estos a escasos 300 metros de algunos bloques de viviendas.
Ibertubo hizo un gran uso del amianto en la fabricación de productos, sobre todo en los tubos de fibrocemento (un material compuesto por cemento y algún material fibroso, como lo es el amianto). A través de esta producción, más de 200 trabajadores se vieron expuestos de manera descontrolada a las fibras de amianto suspendidas en el ambiente desde 1975 hasta el cierre de la empresa en 2002. A esto se le suma el hecho de que Ibertubo fue depositando continuamente vertidos en forma de lodos con amianto, sin acondicionamiento ni medidas de protección, de forma completamente ilegal. Las ubicaciones fueron varias, se trata de diferentes zonas del polígono en las que actualmente hay urbanizaciones y pisos de viviendas.
Antes de que la empresa cerrase y finalizase su actividad, el amianto seguía permitido en España, pero solo una de sus varias modalidades: el amianto blanco o crisotilo. Anterior a esta fecha, varios estudios científicos pusieron de manifiesto la peligrosidad que este material suponía. Gracias a ello, en las últimas décadas del siglo XX se fueron prohibiendo otras tipologías de amianto que resultaban ser más nocivas para la salud humana que el amianto blanco. Fue entonces cuando en 1984 se prohibió el llamado amianto azul o crocidolita y, posteriormente, en 1993 se prohibió el amianto marrón o amosita.
En 2016 se inició la retirada del amianto tras una exhortación de la Fiscalía de Medio Ambiente. Aun así, los vertidos actuales ascienden, como hemos mencionado ya, a unas 60.000 toneladas. Asimismo, desde el cese de la actividad de Ibertubo hasta 2016 los vecinos fueron ignorados por las autoridades competentes. Entre ellos encontramos varios casos de asbestosis y otras enfermedades provocadas por el amianto, tanto en antiguos trabajadores de la fábrica como en aquellos que nunca la pisaron. Esto evidencia la contaminación ambiental de la zona y lo que perjudica la cercanía a la que se encuentran las urbanizaciones residenciales.
Por la parte contraria, la Junta castellano-manchega asegura que ha invertido más de tres millones de euros en retirar el material y reducir el impacto sanitario y medioambiental que provocan estos residuos. No obstante, aún no hay establecida una fecha para retirar el 100% del material, a pesar de que haya hasta un hospital construido próximo a las 19 parcelas en las que se encuentran los residuos. Estas disputas han provocado que el eurodiputado de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo, Manu Pinedase, haya decidido llevar este problema a debate en la Comisión Europea.
Los vecinos exigen la retirada del amianto, y lo llevan haciendo desde 2002. Sin embargo, las soluciones que están proponiendo las autoridades locales es el sellado, pero ello significaría reducir el problema, y no eliminarlo. Además, un temporal podría desenterrarlo y provocar la difusión de las fibras, por lo que se volvería al mismo problema o, incluso, a uno peor. Por tanto, los vecinos de Santa María de Benquerencia continúan luchando por una vida tranquila y por una justicia social contra las autoridades que siguen sin dar soluciones claras.