¿Posee amianto mi centro educativo?

El amianto o fibrocemento fue muy utilizado en la construcción de los centros escolares antes de la prohibición de su uso en España en 2002. Fundamentalmente, fue utilizado en las cubiertas de edificios e instalaciones deportivas. El principal problema a día de hoy es que este material sigue aún presente en numerosos centros. Habiendo finalizado la vida útil en la mayor parte de los colegios, y convirtiéndolo así en perjudicial para todas las personas cercanas a las instalaciones.

¿Cómo podemos determinar si nuestro centro educativo posee amianto?

Para ello, es necesario contestar una serie de preguntas que nos darán la clave de si nuestro centro educativo posee o no amianto. Estas son:

  • ¿En qué año se construyó la escuela o centro formativo?
    Si la respuesta se encuentra entre 1950 y 1990 es altamente probable que contenga amianto. Esto es debido a que en los años que transcurren entre ambas décadas el uso y la importación del amianto en España fueron muy elevados.
  • ¿Encontramos visiblemente amianto?
    Es obvio que la respuesta afirmativa a esta pregunta nos manifiesta claramente la presencia del material en cuestión. Si encontramos fibrocemento visible en paredes, depósitos o cubiertas la respuesta, claramente, será que sí hay amianto en el centro.
  • ¿Existen puertas ignífugas?
    Debemos recordar que el amianto tiene unas potenciales cualidades ignífugas para evitar la propagación del fuego en caso de incendio. Por lo que la presencia de este tipo de puertas puede suponer la presencia de asbesto.
  • ¿Hay aislamiento?
    El amianto, a su vez, es una material aislante, por lo que si encontramos la presencia de materiales con esta finalidad puede que estén compuestos de amianto.
  • ¿Dispone el centro de aire acondicionado o calefacción central?
    El asbesto se utilizó en este tipo de instalaciones y en ellas supone un riesgo mayor debido a que motiva la dispersión de las fibras en el ambiente.
  • ¿El suelo es de vinilo?
    Los azulejos vinílicos fueron utilizados para revestir el suelo de numerosos edificios, tanto públicos como privados desde 1960 hasta 1980, mayoritariamente. Además, también es posible encontrar este tipo de azulejos en paredes.

Si tras responder estas preguntas observamos respuestas afirmativas, la probabilidad de que el centro educativo posea amianto es bastante alta

Pasos a seguir si mi centro educativo posee amianto

En primer lugar, hablaremos con la figura de delegado del centro o con el sindicato, informaremos a los trabajadores del centro y a la comunidad educativa. Después, se realizará un inventario del amianto existente y se contratará a una empresa con las homologaciones necesarias para poder retirar dicho material y, si fuese necesario, realizar muestras ambientales para determinar si hay o no fibras de amianto en suspensión. Todo ello, es recomendable hacerlo en un periodo no lectivo para evitar la exposición a dicho material. Por su parte, la empresa de retirada del amianto llevará los residuos envasados a un vertedero homologado siguiendo la legislación vigente. 

Consecuencias de no eliminar el amianto en las instalaciones

El problema de no llevar a cabo la retirada del amianto cuanto antes habita, además de que los escolares residen con un material altamente perjudicial que les expone a diversas enfermedades es que cuando alguna situación climatológica daña la infraestructura el amianto puede partirse, por lo que se dispersan las fibras que lo componen. Es lo que ocurrió en Madrid en 2021 con Filomena, donde varios colegios presenciaron goteras en las instalaciones deportivas debido a que la nieve había hecho ceder las cubiertas de amianto, es decir, la nieve estaba traspasando este material cancerígeno. Es por ello recomendable que antes de llegar a este extremo, se retiren todos los elementos con amianto para evitar consecuencias sanitarias y medioambientales.