La mujer y el amianto

La exposición a las fibras de amianto puede ser perjudicial para la salud de los trabajadores causando unos efectos negativos en forma de enfermedades que pueden tardar años en manifestarse después del contacto con este mineral.
Con el objetivo de cumplir con las normativas europeas y nacionales, en España se iniciaron programas y estudios para monitorear la salud de los trabajadores expuestos. Para poder realizar este seguimiento, se construyó un grupo de personas a estudiar. La mayoría de los trabajadores expuestos eran y son hombres (alrededor del 96,5%) ya que frecuentemente eran quienes realizaban actividades relacionadas con la fabricación de productos y piezas con amianto. Sin embargo, se descubrió que una mujer que trabajaba en una empresa sin exposición conocida ni declarada había sido afectada por el amianto. Esto reveló que hay otras actividades relacionadas con estas fibras, que tradicionalmente han sido realizadas por mujeres y que no se han considerado como actividades de riesgo de amianto debido a la falta de visibilidad. De ahí nace la idea de que, si se incluye la perspectiva de género en las actividades y programas de las instituciones, se mejorará su calidad y se logrará una verdadera equidad en el ejercicio de los derechos de los hombres y mujeres en el ámbito de la salud laboral.
La asbestosis de una víctima del amianto que no trabajaba directamente con el amianto.
Este caso supuso un antes y un después en el sector del amianto. Todo se origina a partir del caso de una mujer de 65 años que acude a urgencias por una insuficiencia respiratoria aguda y es atendida por una médica residente de Medicina del Trabajo, la cual sospecha de la exposición laboral al amianto como causa de su enfermedad. La paciente trabajó en una empresa familiar que se dedicaba a la venta, preparación, clasificación, reparación y comprobación de sacos de diferentes materiales, entre ellos sacos que más tarde contendrían amianto para una industria importante de la región. La empresa tenía pocos trabajadores y gran parte de las tareas consistía en coser los sacos rotos que habían contenido amianto y prepararlos para nuevos usos. Se confirmó que los sacos manipulados estaban contaminados con amianto después de solicitar formalmente a la administración laboral autonómica a investigar sobre este punto. La hermana de la paciente también trabajó en la misma empresa y presentaba síntomas respiratorios compatibles con la asbestosis. Ambas solicitaron el reconocimiento de la contingencia profesional y el equipo de valoración de incapacidades ha reconocido la dolencia de ambas como enfermedad profesional. Esto conlleva un derecho económico que les facilitará la mejora de las condiciones en las que viven debidas a la exposición al asbestos.
Todo este caso comprueba el sesgo de género subyacente en las actuaciones de instancias públicas y privadas y en el personal técnico que trabaja en ellas, en el que las actividades en las que se puede haber habido exposición al amianto estuvieron mayoritariamente ocupadas por hombres, y las ocupadas por mujeres fueron ignoradas como actividades de riesgo. Este sesgo de género ha llevado a la invisibilidad de las mujeres en el ámbito laboral y ha tenido efectos negativos sobre su salud y el ejercicio real de sus derechos.
La mujer también es víctima del amianto
Las mujeres han estado décadas siendo víctimas olvidadas del amianto. A menudo se cree que la exposición al amianto solo afecta a los hombres que trabajan en la construcción y otros trabajos industriales, pero esto es rotundamente erróneo. Las mujeres han estado desde los comienzos de la industria que trabajaba el amianto en riesgo debido a la exposición indirecta, como es la inhalación de fibras de amianto traídas a casa en la ropa y el cabello de sus esposos, padres y hermanos.
Además, muchas mujeres trabajaron directamente con el amianto en fábricas, oficinas y otros entornos laborales. A pesar de esto, con frecuencia se pasaban por alto las enfermedades relacionadas con el amianto en mujeres, lo que resultaba en diagnósticos tardíos y falta de apoyo.
Es en los últimos años cuando se le está dando la importancia que este tema requiere. Una importancia que llega en forma de validez legal al reconocerse a las mujeres y familiares de estas como víctimas del amianto.