Amianto en los trenes de Renfe

Entre los años 70 y 80 se llevó a cabo la fabricación más importante de locomotoras eléctricas de Renfe, las conocidas locomotoras “japonesas” de la serie 269 que trasladaban todo tipo de mercancías e incluso trenes. Renfe es la mayor empresa de la industria ferroviaria en España, cuyo origen se remonta a los años 40 y que, hoy en día, está dividida en cuatro sociedades según su funcionalidad (transporte de pasajeros o mercancías, alquiler, fabricación y mantenimiento).
Por aquellos años, el amianto era uno de los materiales más utilizados en el sector llegando a utilizarse como aislante térmico y en tuberías dentro de los trenes. Al mismo tiempo, la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaraba que el amianto era un agente cancerígeno de tipo 1, una información a la que se le hizo caso omiso que podía haber evitado miles de muertes y enfermedades.
Debido a ello, posteriormente, se han detectado varios trenes o locomotoras con amianto que han tenido que retirarse, suspendiéndose diversos trayectos.
Locomotoras de Renfe con amianto
Los casos más destacados son:
- Serie 269
En 2010, como ya se ha mencionado anteriormente, dichas locomotoras eléctricas contenían amianto tal y como informaba el Área de Salud Laboral del Sindicato Ferroviario. Por ello, Renfe realizó un análisis sobre toda la serie y en función a la magnitud de asbesto y a la vida útil de los trenes procedieron a su desamiantado. En concreto, las zonas de estudio fueron Zaragoza, León, Vicálvaro y Sevilla.

- Serie 2000
Diez años después, en 2020, Renfe declaraba otra serie de locomotoras antiguas con presencia de amianto. La serie 2000, en especial, los coches denominados “Arco” contenían el material peligroso en cada armario de su plataforma de acceso, formando parte del equipo eléctrico de la calefacción. Estos coches habrían recorrido diferentes trayectos nacionales y con ellos, miles de pasajeros y trabajadores han estado expuestos al amianto. De esta manera, los destinos más perjudicados por el uso de dichos trenes fueron los que conectaban las comunidades de Galicia y el País Vasco.

Debido a las pruebas en cuanto a la peligrosidad del asbesto en la salud de las personas, se inició una campaña de vigilancia donde se obtuvieron más de 1.100 afectados por la exposición a dicha sustancia, todos ellos empleados de la compañía. Algo que Renfe ha tenido que pagar, acumulando cuatro condenas y varias denuncias por no proteger a sus trabajadores en aquella época, donde ya se sabían sus riesgos.
En el caso de los turistas, destaca el suceso de una ciudadana británica en los años 80, cuando en un viaje Madrid-Algeciras le cayó polvo encima procedente del compartimento. Dicha mujer tomó muestras del polvo a través de un pañuelo y mandó analizarlo a un laboratorio inglés que determinó la presencia de amianto en un 95%. Algo que trasladó y denunció a EL PAÍS para poner de manifiesto en España los peligros de viajar en trenes contaminados por asbesto.
Y es que los principales casos han desarrollado mesoteliomas, una de las enfermedades más comunes debido a la exposición al asbesto, provocando un cáncer irreversible en el pulmón o pleura, cuyo tiempo de latencia puede durar hasta 50 años después.
Asimismo, también se han encontrado fibras de amianto en los metros de Madrid y Barcelona, concretamente en los bajos de los trenes, componentes eléctricos, o techos de las salas técnicas por su uso masivo entre las décadas 1950 y 1990.