El amianto en las naves agrícolas

Como se ha tratado en otras entradas de nuestro blog, el amianto se encuentra presente en un sinfín de naves españolas. Este tipo de naves son, en su mayoría, naves industriales. No obstante, también se encuentra en las naves agrícolas y ganaderas, lo cual supone que no es únicamente un riesgo para la salud de los humanos, sino también para los animales.
La OMS cataloga al amianto como un elemento cancerígeno de tipo 1. Dicha organización afirma que, actualmente, alrededor de 125 millones de personas en todo el mundo están expuestas al amianto en sus puestos de trabajo, lo cual provoca 107.000 muertes anuales. Las causas de estos fallecimientos residen en las enfermedades que provoca la inhalación de las fibras que componen este material: cáncer de pulmón, de pleura, mesotelioma o asbestosis, entre otras.
Tal es el riesgo que supone este material que su manipulación y retirada solo puede ser llevada a cabo por empresas homologadas para ello. Esto significa que la empresa debe estar inscrita en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA). Asimismo, los trabajadores que se dediquen a la retirada de amianto deben ir protegidos con Equipos de Protección Individual (EPI) para evitar una exposición a las fibras.
La vida útil del amianto está estimada en torno a los 25-30 años. Cuando finaliza esta, el amianto comienza a liberar las fibras que lo componen, ya que se deteriora y se fractura. Es en este contexto cuando el amianto se vuelve potencialmente peligroso debido a la contaminación ambiental que se produce a causa de las fibras. Es por esta razón por la que la retirada del amianto se debe hacer cuanto antes, para evitar su deterioro. Sin embargo, en numerosas instalaciones, el amianto ha concluido ya su vida útil, por lo que la premura por retirarlo reside en no prolongar aún más la exposición a él.
En España se hizo un alto uso del asbesto, sobre todo, durante la segunda mitad del siglo XX. Debido a su bajo coste, se utilizó en la construcción de miles de naves españolas, sobre todo en las famosas cubiertas de uralita (conocidas así por la empresa que las comercializaba en España, Uralita S.A.). No obstante, todas aquellas naves que posean estas placas fueron construidas antes de 2002, ya que en ese año se prohibió el uso del amianto en España. Esto significa que la gran mayoría del asbesto que se encuentra presente ha finalizado su vida útil, o está a punto de hacerlo.
Una de las principales consecuencias de la finalización de la vida útil de las cubiertas de uralita se evidencia gracias a ciertas condiciones climatológicas. El mejor ejemplo de ello fue el paso de Filomena en Toledo. Esta nevada histórica provocó el derrumbe de cientos de naves con estas cubiertas a causa del peso de la nieve, dejando así las placas fracturadas y propiciando la liberación de las fibras de amianto. Además, al haber presencia de un material cancerígeno, la retirada de escombros se vuelve aún más complicada.
Asimismo, diversos estudios han demostrado la nocividad que posee el amianto para los animales también. El mayor riesgo para los animales es el mismo que para las personas, el mesotelioma. Por ello, todos los animales que se encuentren en una nave agrícola con amianto están expuestos a las fibras de este material si su vida útil ha finalizado. Para proteger a los trabajadores y a los animales que se encuentren en una nave agrícola, es necesario y urgente proceder a la retirada del amianto. Un material que le ha costado la vida a miles de personas, y lo seguirá haciendo.