El amianto en la industria textil

cobertor de amianto

El uso textil de amianto se remonta a la antigüedad. Plinio el Viejo ya mencionaba su utilización en vestidos funerarios; en la época clásica se fabricaban los sarcófagos de personas importantes con él, y Marco Polo describe en sus memorias «una tela mágica incombustible hecha de fibras minerales», lo que sugiere que también se utilizaba en oriente.
La primera fábrica textil de amianto comenzó su producción en 1896. Según la Organización Mundial de la Salud, la producción mundial de amianto en 1979 fue superior a 50 millones de toneladas, de las que 69% se utilizaron en productos de cemento, 29% en revestimientos, techumbres y baldosas, y un 2% en materiales textiles, plásticos y aislamientos.
El primer estudio epidemiológico detallado en trabajadores de amianto fue realizado por el Ministerio de Trabajo de Gran Bretaña en 1928. En 1930 se publicaron los datos en los que encontraron que el 26,2% de 363 trabajadores de la industria textil tenía fibrosis pulmonar y la prevalencia de fibrosis en el grupo de 20 ó más años era del 80%.
Posteriormente, el problema del amianto en la industria textil volvió a salir a la luz.
En 1983 se publicaron dos estudios independientes de mortalidad entre los empleados de una planta textil de amianto en Charleston, Carolina del Sur, con hallazgos muy similares en respuesta a la exposición a este material. La autopsia de un empleado de esta planta proporcionó la primera evidencia del vínculo entre la asbestosis y el cáncer de pulmón.
A finales de los años 90, se documentó la mortalidad de los trabajadores de una fábrica textil de amianto en Río de Janeiro, diagnosticados con asbestosis. Se determinó que el hilado era la actividad más contaminante por el exceso de polvo de amianto en el ambiente.
Antes de que se conocieran todos los efectos adversos que tenía la utilización del amianto para la salud, se utilizaba en la industria textil por las ventajas que ofrecía tanto a las empresas productoras como a los trabajadores.
Durante mucho tiempo fue el componente ideal en la manufactura de prendas para protección ignífuga. Se utilizaba para confeccionar los uniformes de los bomberos, ya que soportaba altas temperaturas antes de descomponerse. Además, les protegía del calor cuando tenían que apagar incendios.

Las fibras de amianto en la ropa

La presencia de amianto en la ropa hacía que tuviera mayor resistencia ante diferentes ácidos y álcalis, por lo que se utilizaba en las prendas de los trabajadores de fábricas que empleaban materiales químicos peligrosos.
El amianto se podía encontrar en tejidos profesionales y guantes de cocina, ya que sus características hacían que la ropa fuera más duradera, resistente y segura.
Asimismo, se usaba en equipos de seguridad, cortinas, tejidos para las planchas, cuerdas y cables.
Además de todas las cualidades que ofrecía, era muy barato. Esto permitía que el precio de la ropa de trabajo fuera mucho menor.

En la industria textil el riesgo se localizaba, principalmente, al sacar el amianto de los sacos, preparación del material, cardado, hilado, tejido, limpieza y mantenimiento de las máquinas. El crisotilo destacaba como la variedad más utilizada en esta industria. Con la prohibición del amianto en España en 2002, se dejó de fabricar ropas y textiles con fibras de amianto entre sus componentes.